Exiliados
Artes Visuales | Crítica y opinión por Judith Pedroza · 25.06.2019
Exiliados
¿Quién es tu gente?– Contéstame. La huida nunca fue dulce, se huye de lo que a veces no se puede recuperar, el país de uno duele como una de las tristezas más grandes que nunca se va. No importa que tan bien le vaya a los exiliados, llega un momento en una hora de la tarde ahí entre las cinco y las seis, donde aunque el día sea casi perfecto, nada se disfruta por que se sabe que hay un lugar en abandono. Los intelectuales, nos culpan a los exiliados de la huida. Cuando tu propia gente te exilia, te hace saber que estas fuera de, te quitan la licencia para manifestar una opinión, tu gente disfruta quitarte el poder simbólico de la palabra, frases recurrentes como: “pero si tu ya no vives aquí”, “y por que te preocupa, tu no estas aquí”, “esto no es Estados Unidos”. El lenguaje para el que viene de fuera es una culpa constante por no estar, por no entender, por no pertenecer. Mi pregunta, ¿Quién es tu gente?, en quién te reconoces. La clase media, donde pertenecen la mayoría de los intelectuales mexicanos, es segregaría y gremial, hace una clara diferencia de clase por conocimiento critico, el saber en mi país podría dar la fuerza que necesita para recuperarse y reconocerse, en vez de eso, el saber es usado solo para quedarse en los textos y ganar premios, el intelectual mexicano, tiene la necesidad de tocar el cielo exterior, por que eso le da estatus, pero no quiere meter las manos en lo que tiene como material de trabajo, la vida del país, la participación de él. El intelectual mexicano, tiene el mal burgués quiere escribir en cafés y comer pasteles, ir a lugares de moda, y comer las ultimas viandas de la colonia Roma. Yo no puede reconocerme en ellos, no puedo entender que mientras el país se cae a pedazos, ellos hacen las diferencias más marcadas, la clase media, no en su totalidad es la menos solidaria de las clases, persiste una idea del bien individual, por eso no se involucra en el grupo, por eso genera alianzas por conveniencia. Los intelectuales mexicanos quieren cambiar su origen, en el camino, olvidan quién es su gente. Estos son los intelectuales que culpan al exiliado.
Desde escritores hasta cineastas, mi pregunta ¿Quién es tu gente? Contéstame, no hay una respuesta clara, para quién se escribe, Javier Raya escribe como un eco de varias voces jóvenes, que no creen todo lo que viene en los libros, me cuenta que dos veces dejó la universidad, y lo que más le gustaba hacer era, leer y juntarse con los otros universitarios que faltaban a las clases para discutir su propia agenda. Raya tiene ese sentir de grupo, pero no del sectario, de ese colectivo que discute y a manera de terapia hay una pregunta ¿Qué hacer, por donde y cómo? Las letras son un buen lugar para preguntarse cuantas veces sea posible, los textos de Javier Raya me tocaron desde lejos, cuando me conoció no me exilió, ni me miro como ajena a su círculo, en cambio me reconoció en su propio eco, por que como el yo un poco mayor, también nunca he creído todo lo que los intelectuales y los políticos dicen, pertenezco a una clase que se fue haciendo en las adversidades de las crisis, con la constante pregunta como le hacemos, como sobrepasamos, como soñamos otra vez después de una derrota con los que sí son intelectuales y segregan. Javier no quiere parar de intercambiar, y me invita a acompañarlo a sus actividades del día, como ir al centro de la ciudad a la Plaza Meave, un monstruo donde encuentras toda la tecnología del mundo por tan solo 20 pesos, nos subimos a un autobús lleno donde sientes en tus costillas y tus hombros otros cuerpos cerca, la cercanía de los cuerpos en mi ciudad no es un problema, por que no hay mucho espacio para moverse y tener tu “propio espacio”. Tu voz se disuelve con las otras voces que hablan de las exigencias del día, de los problemas laborales, de las actividades familiares, y ahí entre un mar de personas en un autobús, hablamos de lo importante, como escribir y para quién se escribe, cuando le pregunto quién es tu gente, su cara de desconcierto, el me dice que no todos los mexicanos pueden ser su gente, el aun y con todo lo que podemos reconocernos, hace una clara diferencia. Yo le explico que hace mucho, que me doy cuenta que hay un mexicano que no quiere a su propia gente y ese es uno de los problemas más grandes que tiene el país, por que esa es la clase que tiene los lugares clave en la construcción de procesos de cambio. La clase media, esta en la educación, en la política, en la economía, y su gran impulso es diferenciarse del resto, hacer la diferencia en su trabajo, intentando la mayor parte del tiempo moldear procesos y establecer prácticas, que dejan de un lado a la gente del país, incluso el no querer reconocerse en el propio color de piel, la gente no reconoce a los suyos, quiere blanquearse, quiere distinguirse.
“Quién quiera la vida tiene que cultivarla en todos los frentes, queridos compañeros soy un viejo revolucionario lleno de reumatismo, pero si viviera dos vidas, trataría de seguirla viviendo al servicio de lo que siento […] Gracias México por ti por los muchos compatriotas que recibiste en momentos de dolor. Gracias México por el ejemplo de solidaridad que siempre supiste cultivar con los perseguidos del mundo, con las oleadas que vinieron de España revolucionaria y derrotada, con todos los exiliados de la pobre América Latina, gracias México porque tuviste el valor de ayudar a la revolución cubana cuando casi no tenia ni para comer, por que no te arrugaste cuando te gritaban fuerte desde afuera, de alguna manera siempre te las ingeniaste, gracias México por que tus hijos y los hijos de tus hijos cuando emigran por ahí no renuncian a seguir siendo mexicanos, y hablar en castellano, y soñar en castellano, y sentirse parte de esta América, gracias México y quiéranlo, yo se que tienen defectos , mataduras roturas pero quiéranse en mexicano, quiéranse y siéntase parte de nuestra América, de nuestra nación que todavía se esta amasando y se esta haciendo.”
José Mújica
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