Siempreviva
Artes Visuales | Crítica y opinión por Sebastián López Serrano · 25.05.2022
El presente texto forma parte de la colaboración entre el V Coloquio de Diseño Sustentable y Farolito. Dicha colaboración pretende difundir el conocimiento que se generó a lo largo de los cuatro días de ponencias en el evento, para así contribuir a la filosofía de acceso abierto, inmediato, sin requerimientos de registro, suscripción o pago a material digital educativo, académico, científico o de cualquier otro tipo.
Esta crítica pretende servir como guía para que las/los visitantes a la muestra “Mujeres & Naturaleza. Hilando una sola tierra” en Moloch Galeria-Taller puedan tener un contexto más claro sobre la pieza de Fernanda Gese . El texto permanecerá disponible por lo menos hasta el 06 de julio de 2022, día en el que finaliza la exposición en Moloch.
Y cuando ya el campo yerto
con la tierra haya cubierto
tanta beldad fugitiva,
aún habrá en aquel desierto
una flor, la siempre viva.
(Carolina Coronado, A la siempre viva)
La obra que lleva por nombre Siempreviva está compuesta por una planta, de la misma especie que dio título a la pieza, de nombre Irma, a la cual, por medio de la técnica conocida como transfer se le han impreso imágenes y textos diversos. Esta técnica consiste en la aplicación de un polímero en una superficie, en este caso las hojas de la planta, al que se le añade una hoja de papel bond con la imagen que se quiere imprimir, para proceder a dejarlo reposar. Después de un día continuar humedeciendo con agua y frotando de manera cuidadosa hasta retirar la totalidad de la celulosa del papel buscando que solo se queden nítidas las imágenes. Dicho sea, la técnica es de forma indirecta una metáfora de las intenciones de la obra: Hacer ver.

Detalle de Siempreviva 3. 2022. Cortesía de la autora.
El nombre de esta planta proviene de Irma Duran, tía política de la autora, hermanastra de su abuela. Una mujer joven, adolescente, casi una niña, quien sufrió durante tiempo desconocido de abuso sexual por parte de su padrastro, encontrando como única salida a tal realidad el suicidio. Esta historia y el hecho de enterarse de ella a los veinte años de vida, frente a la pregunta de su padre “¿Quieres saber el lado oscuro de la familia?” es el punto de partida de las reflexiones que en la obra se vierten y a las que la obra invita.
Esta historia correlativa a Siempreviva hace de la obra una de un carácter sumamente intimista, pero que propone reflexiones de un carácter universal sobre el mutismo que cohabita en todas nuestras familias, sobre aquello de lo que no se habla.
Siempreviva es una obra pensada como una coautoría en la cual intervienen dos voces. En primera instancia, la voz de Fernanda Gese, quien produce y dispone los elementos representados en la misma: fotografías de Irma Duran y frases que buscan un medio de comunicación alegórica. En segundo lugar, la voz simbólica de Irma, quien, en tanto es antes que obra plástica un ser vivo, decide en su desarrollo biológico natural qué elementos se conservan impregnados en sus hojas y construye por medio del azar (¿o la voluntad?) un discurso de sí misma, respondiendo de propia voz a la pregunta ¿Quién es Irma la Siempreviva y qué palabras o símbolos la acompañan?

Detalle de Siempreviva 4. 2022. Cortesía de la autora.
Resulta por tanto un instrumento de significación, para trascender a una Irma Duran quien por mucho tiempo no fue sino un rostro: Un retrato mudo en la pared, esperando oportunidad de adjetivarse, de ser nombrado. Una presencia constante, perdida en el tiempo, a blanco y negro en la soledad de un muro. Los textos e imágenes que resguarda Irma en sus hojas son una forma dialogal de exorcizar el silencio.
Desde siempreviva se plantea una reflexión profunda sobre la secrecía familiar. Misterios profundamente ocultos en una reserva cotidiana cuya existencia prolonga el silencio, la oscuridad y operando desde la memoria, promueve, por un lado, una condena para aquellas que sufrieron la violencia, modestos rostros en nuestros árboles genealógicos, y el encubrimiento de aquellos grandes personajes de nuestra ascendencia, grandes patriarcas, casi héroes de bronce, hombres sin claroscuros.
Sin embargo, debe decirse que el concepto de Siempreviva no se articula en extremo desde la frontera de la denuncia, sino que prioriza sobre todas las cosas la recuperación de un yo, que se rescata para no significarse mediante la violencia que ejerce otro, sino ser alguien que se define a partir de sí misma.

Detalle de Siempreviva 1. 2022. Cortesía de la autora.
Siempreviva hace aparición en un contexto que es sumamente propicio para la introspección de estas ideas. Se presenta en el mundo en que la academia produce una gran cantidad de estudios sobre la familia, sobre género, sobre el papel de las mujeres en el mundo, empezando por la familia, una realidad en la que desde la poesía Jimena González en Las otras enuncia “Escribo/para sanarme, para sanarlas/para ser algo más que victimas/ alguien más que ‘algo’/ mucho más que ‘otras’”. O también “Y romper el maldito/ maldito circulo vicioso/ de los ‘secretos de familia’/ manchados de pedofilia, / incesto, golpes y sangre.”.

Detalle de Siempreviva 5. 2022. Cortesía de la autora.
Una de las metáforas más profundas dentro de la obra, que es atravesada transversalmente por muchas vías de lectura metafórica, y que seguramente quien la observe con paciencia podrá descubrir nuevas y establecer diálogos entre las ya mencionadas, es la utilidad de la siempreviva en la medicina tradicional mexicana: es una planta de utilidad oftalmológica. La gota que emana de su hoja atiende irritación en los ojos, nubes y cataratas. Irma, la Siempreviva forma parte de esta tradición terapéutica: ayuda a ver aquello que la memoria de la pequeña colectividad familiar niega.

Detalle de Siempreviva 2. 2022. Cortesía de la autora.
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