Fiamma Montezemolo: Soñar con Bisontes
Artes Visuales | Entrevista por Marcos Palomeque · 14.01.2020
“Olvidó los amigos y la ciudad, llegó a pensar de una manera que su lógica rechazaba. Durante los primeros meses de aprendizaje tomaba notas sigilosas, que rompería después… el sacerdote le ordenó que fuera recordando sus sueños y que se los confiara al clarear el día. Comprobó que en las noches de luna llena soñaba con bisontes.”
Fragmento del cuento “El etnógrafo” de Jorge Luis Borges.
Platicamos con Fiamma Montezemolo a propósito de su primera exposición individual en Ciudad de México en el Laboratorio Arte Alameda, curada por Tania Aedo. Por su doble formación (Doctora en Antropología y Master en Arte) el trabajo de Fiamma se encuentra en la intersección entre el arte contemporáneo y la antropología generando así un conjunto de prácticas interdisciplinarias que se localizan en el uso de la comunicación, el papel de la etnicidad y la pertenencia a múltiples construcciones identitarias de profesión, género y nación.
¿Cómo nace tu interés por la antropología y por el arte? ¿Y en qué momento se cruzan?
Yo empiezo en Italia, desde muy joven, como a mis 20 años comienzo a estudiar las culturas mesoamericanas. Estaba estudiando antropología cultural en Roma y decidí hacer mi tesis sobre el movimiento zapatista porque me encontré con ellos, de pura casualidad, en San Cristóbal cuando llegaron el primero de enero del 94.
Prácticamente, yo empiezo a hacer estudios de antropología sobre culturas mesoamericanas en el momento en el que pasa todo eso, que es de lo que trató mi tesis. Con Massimo Tennenini, un antropólogo visual, fuimos a Chiapas tres veces para hacer un video sobre etnicidad y género del movimiento zapatista, entonces mi interés por la antropología, desde el inicio, se mezcló con mi interés por México.
Al mismo tiempo, estábamos haciendo una revista que se llamaba “Avatar” en Roma; con unos arquitectos, artistas, antropólogos, comunicólogos, trabajamos mucho con temas relacionados con arte contemporáneo. Así que, mis intereses por la antropología y el arte iban paralelos, hasta que llegué a la frontera norte de México en Tijuana, en el 2001-2002, cuando inicié con un trabajo de campo que duró seis años sobre los artistas de la frontera. En ese lapso, sin darme cuenta, el arte se volvió el asunto principal de mi vida, en el sentido en el que empiezo a trabajar como artista-antropóloga, y cuando dejo la frontera, decido dedicarme al arte de manera más profesional.
Entonces empiezo como antropóloga, después me vuelvo antropóloga del arte y finalmente me vuelvo antropóloga y artista. Y en todo eso, México siempre está presente. Empecé en el sur de México, trabajando en Chiapas, y terminé, trabajando y viviendo, en Tijuana con artistas, arquitectos, escritores como René Peralta o Heriberto Yépez y con ellos hago el libro Aquí es Tijuana que también está en la exposición; es un libro básicamente visual sobre la ciudad.

Fiamma Montezemolo: Soñar con bisontes_LAA 2019_ Foto IC Studio
¿Cómo es que la antropología y el arte detonan en tu proceso creativo?
Bueno, después de pasar esos seis años en la frontera, comencé a interesarme en producir arte y no solo a trabajar sobre el arte. Así que inicié una maestría de arte contemporáneo en el San Francisco Art Institute, allá empecé a tratar de hacer antropología desde el arte y no arte desde la antropología, como antes.
Y desde 2009 he estado produciendo como artista, pero abordando temas antropológicos. Las dos disciplinas siempre me han interesado como te decía, pero tener la valentía para dar ese paso de manera formal hacia el arte vino desde Tijuana, un lugar para mí muy enriquecedor porque encontré gente que cruzaba varias disciplinas, todos los artistas estaban interesados en la antropología, directa o indirectamente, por los problemas sociales, por problemas culturales y todo eso se mezclaba en la frontera.
Todos estábamos involucrados en tratar de producir un discurso enriquecedor que atravesara diversas disciplinas, entonces quedarme solamente en la antropología formal o clásica ya no me interesaba y el arte me ayudó en ese cruce.
¿Cuál fue tu interés por trabajar en Tijuana?
Tijuana me interesó por la frontera. Como te dije, empecé en la frontera sur en Chiapas y después, cuando tenía que hacer mi doctorado, trabajé con Renato Rosaldo en la Universidad de Stanford que trabajaba un concepto de frontera más metafórico como en el caso del chicanismo y las identidades queers, y cuando terminé con eso en 2001, me gané una beca para estudiar en el exterior del Centro Nacional de Investigación Italiano. Propuse ir a la frontera real (así le decimos), la geopolítica, en Tijuana. La beca era por seis meses, pero acabé quedándome allá por seis años, porque fue súper estimulante y encontré a mucha gente que me interesó. Me gané una plaza en El Colegio de la Frontera Norte en Estudios Culturales y ahí seguí trabajando en esos años.

The 3 Ecologies, MAGAZZINO, 2019. Cortesía de Fiamma Montezemolo.
¿En Tijuana conociste a Néstor García Canclini?
A Néstor García Canclini lo conocí en Italia porque era muy cercano a Amalia Signorelli, que era mi tutora en el doctorado. Ella me dijo que fuera a ver una conferencia que él iba a dar en Roma y me interesó mucho porque hablaba sobre su libro de Culturas Híbridas y de Tijuana.
Ahí nos conocimos, y desde entonces, estuve cruzándome con él y fue muy enriquecedor para mí. Llevamos adelante un diálogo desde veinte años…

De izquierda a derecha Nestor Garcia Canclini, Tania Aedo y Fiamma Montezemolo, Laboratorio Arte Alameda (LAA), 2019. Cortesía del Laboratorio de Arte Alameda.
Ya veo, me gustaría que me platiques más sobre tu exposición en el Laboratorio Arte Alameda, ¿Qué nos puedes contar sobre la muestra?
La exposición nació porque yo vine a dar una presentación de dos videos en una conferencia organizada por Tania Aedo (curadora de la muestra y ex directora del Laboratorio de Arte Alameda) y otras dos personas, Camila Moreiras y Pablo Domínguez Galbraith, en el 2016. Desde ese momento, platiqué con ella y me comentó su intención de hacer algo juntas, yo también quería trabajar con ella porque tuvimos un encuentro muy profundo artística e intelectualmente hablando, y Tania coincidía en intereses similares a los míos.
Entonces, conversamos y cuando regresé a México, en las circunstancias del temblor de 2017, yo estaba haciendo una residencia en SOMA y tenía que encontrarme con Tania para hablar sobre una posible exposición en el Laboratorio de Arte Alameda, pero como te imaginarás, todo se paró, fue muy caótico y hasta 2018, Tania me dijo: “retomemos la conversación y hagamos una exposición tuya”.
Fue algo muy interesante porque en ese momento se dio el cambio de dirección del Laboratorio de Arte Alameda entre ella y Lucía Sanromán que ahora es la directora, pero Lucía fue muy gentil y nos permitió terminar el proyecto que teníamos juntas.
La exposición la construimos con meses de anterioridad, ella trabajó mucho y estudió a fondo los materiales, las imágenes, las descripciones de los trabajos, pensó el recorrido, el título de la exhibición y el resultado lo tienes a la vista ahora. Yo estoy muy feliz porque diría que es la exposición individual más completa que he tenido hasta el momento.

Fiamma Montezemolo: Soñar con bisontes_LAA 2019_ Foto IC Studio
¿Cuál es la razón por la que el cuento “El Etnógrafo” de Jorge Luis Borges fue el detonante para el título de la exposición y el motivo principal para una de las obras más icónicas de la muestra?
Bueno, porque el cuento parece mi historia y quizá la de muchos otros.
En este cuento, un etnógrafo estadounidense que viene por encargo de la universidad a estudiar y trabajar con los indígenas nativos americanos, pasa mucho tiempo con ellos para descubrir sus secretos y traducirlos a un texto que después se volvería un libro de antropología. Pero después de vivir con ellos, este hombre empieza a soñar como ellos, a hablar como ellos, es aceptado en el grupo y aquello que en un principio era esotérico es descubierto para él. Finalmente, a su regreso decide abandonar su tesis/libro para convertirse en bibliotecario.
En consecuencia, en este cuento se muestra un momento muy importante en la vida de un antropólogo, que es el trabajo de campo. En la mitología de la antropología tienes que hacer trabajo de campo, es como un ritual necesario, tienes que irte, alejarte de tu entorno inmediato y exponerte a lo que no te es familiar para regresar con algo de vuelta.
Y eso siempre lo hice con México. Mi trabajo de campo fue en Chiapas, fue en Tijuana, y por lo regular, un trabajo de campo dura seis meses, pero yo me quedé seis años y mi trabajo de campo se volvió vida, en el sentido en el que yo comencé a vivir en la frontera con amigos, con personas, con un trabajo regular de investigadora, pasando días normales como en cualquier otro lugar (con todas las singularidades de la frontera), pero yo vivía con el otro/a y se me olvidó que estaba haciendo un estudio tan formal para alguien más. Y fue estando cerca de esos/as supuestos/as otro/as, como yo di el salto de la antropología al arte, es la experiencia en la frontera con personas muy reconfortantes que me dieron el estímulo final para darle el paso al arte. Me pareció que el arte era un medio de expresión más cercano a mí en ese nuevo momento, si quieres, un medio más poético y menos codificado por ciertas formas.

Neon Afterwords, Laboratorio Arte Alameda (LAA), 2019. Cortesía del Laboratorio de Arte Alameda.
Veo también que hay características comunes en todas las piezas, por ejemplo: varias hablan de Italia o hacen una referencia directa a Italia, están tus intereses con la frontera, el mismo cuento de “El Etnógrafo” que fue escrito por Borges que es argentino y Néstor García Canclini que habló de tu exposición en el Laboratorio de Arte Alameda y que también es argentino, etc., ¿Hay alguna razón para que existan estas similitudes? ¿Es intencionada esta coherencia o es incidental?
Las dos. Estas características salen a partir de asuntos biográficos porque soy italiana, nací en Italia y porque me mudé a México y después me mudé a Estados Unidos, entonces son los tres países entre los cuales me he encontrado.
Casualidad fue que encontré a Néstor, casualidad fue que encontré el cuento de “El Etnógrafo”, pero es pertinente porque soy antropóloga, entonces es una mezcla de casualidad y de biografía básicamente.
Hay también un homenaje a Emilio Isgrò en una de tus obras ¿cierto?
Sí, Emilio Isgrò es un artista italiano que yo aprecio mucho. Es muy famoso por tachar libros, mapas, partituras etc., pensé que eso era algo que me pasaba a mí con el trabajo de campo.
Yo había tachado cierto periodo de mi vida y transformado ese período en algo más, entonces cuando yo me encontré con el cuento del “El Etnógrafo” pensé que sería interesante cancelar ciertas frases del cuento de Borges y reproducirlas más grandes en un neón blue (Isgro’ no hace esto), para retomar su idea de cancelar y después reproducir esas partes del texto que tenía más sentido para mí, pero más grande y con la luminosidad del neón.

Neon Afterwords, Laboratorio Arte Alameda (LAA), 2019. Cortesy Kadist Art Foundation.
¿Hay algún evento específico, que modelara en particular tu pensamiento, para que se diera la exposición?
Es un poco todo lo que te he contado, un poco la sintonía fuerte con Tania, un poco el amor que siento por México, aprendí muchísimo de México, un poco porque mi formación real como antropóloga fue en México, también creo que el germen de mi arte fue México, y las experiencias personales en las que me involucré aquí.
En tu exposición hay videos, instalaciones, algunas piezas interactivas, etc., pero ¿Hay alguna que te gustó más o una que te interesó más que el resto al trabajar en ella?
Bueno me gustó mucho “Sacco y Vanzetti”, porque la historia de Sacco y Vanzetti le fascinó a Tania desde hace años y a mí también y con ella termino exponiéndola por primera vez.
La pieza narra la historia de dos migrantes italianos anárquicos de los años veinte que vivían en Estados Unidos y se encuentran, de pura casualidad, envueltos en una acusación de asalto y homicidio que no cometieron. Entonces inicia un proceso en contra de ellos que dura años y que culmina de manera injusta en la silla eléctrica.
Alrededor de este hecho surge un movimiento muy fuerte de intelectuales, de trabajadores que testificaron por sus inocencias y me pareció que esta historia resuena con muchos temas relacionados con la migración en la actualidad, con Trump, con el muro, con la migración hacia Estados Unidos, con la migración también de pueblos que viven alrededor del Mediterráneo, como Marruecos o Libia por ejemplo, hacia Italia.
Entonces resonaba con problemas de racismo italiano, de racismo mexicano hacia los que vienen del sur de Latinoamérica, del racismo gringo hacia los latinoamericanos que cruzan, muchos racismos y acusaciones que se reflejan en esta historia que me parece que es pertinente en la actualidad.
Intenté representar el proceso contra estos dos anárquicos a través de una animación hecha con diferentes colores relacionados con la bandera USA (blanco, rojo, azul, usé un color para representar las palabras de la acusación, otro por las palabras de la defensa y un último color para los testigos, la prensa, etc). Las palabras animadas toman la forma de espiral en una proyección en el suelo de la sala para terminar con la bandera anárquica porque mataron a Sacco y Vanzetti por ser anarquistas.

Sacco y Vanzetti , Laboratorio Arte Alameda (LAA), 2019. Cortesía del Laboratorio de Arte Alameda.
Hay un video dedicado al movimiento zapatista ¿Cómo es que surge tu interés por este movimiento?
El movimiento zapatista me interesó mucho, primero porque lo viví en persona, y me empujo a una etnografía, decimos, más contemporánea. Me sacó de una visión de los indígenas congelados en un museo para llevarme a un indigenismo mucho más actual, contemporáneo que en 1994 detona un discurso político y cultural muy fuerte no solamente en México sino en el mundo.
Yo encontré que, al inicio, el movimiento zapatista era muy innovador, porque eran muy claros en términos de aquello que exigían políticamente y culturalmente como te decía. Querían ser mexicanos sin dejar de ser indígenas, por lo tanto, tenían una visión de la identidad que no era separatista, sino que multiplicaba el concepto de identidad y eso a mí siempre me interesó mucho. La posibilidad de ser más cosas y no solo una, enriquecer el discurso de la construcción nacional desde un punto de vista que no es solamente el del ‘mestizo’, del ‘criollo’ o del ‘blanco’ (históricamente hablando).

Fiamma Montezemolo: Soñar con bisontes_LAA 2019_ Foto IC Studio
Otra de las razones por las que me interesó mucho el zapatismo fue porque usaban las tecnologías de manera muy inteligente. Su uso del internet fue muy innovador. Sus comunicados, sus videos, es decir, hacían un uso de la comunicación rompiendo la idea romantizada, un tanto izquierdista, que también en Europa teníamos, acerca del peligro de las tecnologías que nos corrompen, son occidentales y son malas. Ellos se apropian de esas tecnologías y llevan sus discursos a ellas, eso me pareció sumamente inteligente.
Si yo en Italia supe más acerca del movimiento zapatista fue porque tenían esas tecnologías, entonces gracias al internet yo podía saber que pasaba por sus comunicados y leer directamente sus palabras en lugar de esperar que el gobierno mexicano nos informara de algo que probablemente estaría muy distorsionado.
Y me interesaba mucho el discurso de género, porque ellos hablaban de una revolución de las mujeres, sobre todo de las comandantas que en el 94 fueron unas de las protagonistas principales del movimiento, rompiendo así un conservadurismo muy masculino, que también era presente en las comunidades indígenas. El conservadurismo no está solamente afuera, las hegemonías y las subalternidades llegan a todos los grupos.

Fiamma Montezemolo: Soñar con bisontes_LAA 2019_ Foto IC Studio
Desde tu punto de vista ¿Qué crees que puede aportar el arte a la antropología y que es lo que puede aportar la antropología al arte?
Yo creo que la antropología tiene una profundidad que a veces le falta al arte. Profundidad en términos de temas, de investigación y de rigor. Y el arte creo que puede llevar a la antropología, por lo menos en mi caso, a una postura más libre, más creativa para trabajar con formas distintas.
El arte puede cruzar fronteras con mayor facilidad (a veces demasiadas), porque la academia se puede cerrar mucho a veces, se puede ensimismar. Bueno, sabemos que el mundo del arte, a su vez, también se puede ensimismar con mucha facilidad. Me parece que cruzando los dos discursos se puede mantener cierta profundidad en los temas, la investigación y el aprendizaje; logrando mayor credibilidad y teniendo la posibilidad de expresar a través de formas distintas, en mi caso, fundamentalmente con la instalación y el video.

Fiamma Montezemolo: Soñar con bisontes_LAA 2019_ Foto IC Studio
¿Cómo es que estos temas que has ido tratando a lo largo de tu trayectoria en el arte se concilian con el corpus institucional museístico o con los centros culturales en los que has expuesto? ¿Hay apertura a esos temas?
Depende, depende del contexto geopolítico, depende del contexto institucional específico. En el Laboratorio Arte Alameda no tuve ningún problema porque ambas, la directora y la curadora fueron muy abiertas, conocían mi trabajo y se acercaron a mí por esos temas.
En algunos museos de Estados Unidos hay algunos requerimientos de seguridad que son más difíciles de empujar, pero hasta la fecha yo siempre he expuesto mi trabajo en universidades, en museos y galerías sin mayor problema.
Sé, que dependiendo del lugar en el que expongas, los requerimientos técnicos del montaje pueden cambiar y que la pieza se puede modificar un poco físicamente, pero… ¿Has tenido que modificar tus discursos en algún lugar?
No, eso no lo haría porque doy por hecho que, si me invitan, lo hacen porque ya saben que yo trato ciertos temas. Pero si he llegado a exponer en galerías que a veces complican un poco el contexto.
¿Cómo lo complican?
Por ejemplo; si hay un discurso político en una de mis piezas, eso puede fastidiar en algunos casos, porque el contexto de una galería es más comercial. Paradójicamente un museo puede ser más abierto a asuntos políticos, sobre todo ahora que todos están muy involucrados con el activismo.
Todos hoy parecen ser activistas, para mí lo político en mi obra es muy importante, aún no me considero una artista activista en sentido ‘activo’, perdóname el juego de palabras. O sea, si me interesa mucho lo político pero lo político entra en mi obra de manera más oblicua, no por ejemplo involucrando a otra gente directamente en la obra misma, no haciendo lo que genéricamente se llama un arte directamente social (claro, hay muchas formas de hacer arte social, así que aquí estoy hablando en términos muy genéricos).
Yo inicié con una antropología más militante como la que hice en Chiapas, pero después mi trabajo se hizo menos directamente representativo, mantuvo el interés por ciertos temas culturalmente y políticamente complejos como lo de la migración, pero tomándolos de manera más transversal. Piensa por ejemplo a los monocromos rojo, blanco y verde que están en el Laboratorio Arte Alameda ahora y que forman juntos a la bandera italiana…el monocromo central blanco se vuelve una pantalla en donde se proyecta en loop el mar Mediterráneo. Esa es una obra política, que habla de migración, por ejemplo, habla del hecho que las migraciones provenientes de otras partes del Mediterráneo, como mencionaba antes, ya forman parte del proyecto nacional italiano. Pero la forma que prende esa obra es más abstracta, no pretende representar directamente a personas…involucrándolas de manera directa en la obra.

Verde, blanco, rojo, azul mediterráneo, Laboratorio Arte Alameda (LAA), 2019. Cortesía del Laboratorio de Arte Alameda.
¿Cómo es que tú buscas darle sentido a los temas que tratas desde tus piezas a los públicos que las ven?
No sé, creo que eso se lo tienes que preguntar al público (risas).
Sé perfectamente que no soy una artista fácil, tienes que tener un mínimo de background de historia sobre mi trabajo para entender sobre qué estoy trabajando, porque a veces mis piezas no son tan traducibles en términos de público genérico.
Es decir, quizás debes de tener conocimiento acerca de ciertas cosas. Entonces estoy segura de que no soy muy inteligible para cualquier público. Y eso puede ser un desafío interesante para el público, pero sobre todo para mí.
¿En algún momento piensas en el público o en la reacción que puede tener el espectador ante tus piezas?
Es más una inquietud personal mía y a veces los pienso, pero no produzco las piezas para el público. No es mi primer instinto. Mi primer instinto es producirlas porque tienen sentido para mí y después puedo trabajar para darle sentido para alguien más que no me conoce, pero no cambio la pieza, la pieza viene fundamentalmente de mi inquietud, una inquietud siempre presente adonde sea que vaya.
¿Qué viene para ti Fiamma? ¿Qué sigue en tu carrera?
Bueno viene una exposición en Roma y después el video del muro que se llama “Rastros” que está en la exposición de “Soñar con Bisontes” va a viajar por Asia a la Bienal De Shenzhen de urbanismo y arquitectura. Y estoy muy contenta porque es la primera vez que viaja para allá por lo que se va a traducir al chino.
Y después veremos, 2020 todavía no sé. Muchas cosas siguen cocinándose, pero todavía no formalizadas. También tengo un lado pedagógico, enseño en University of California, Davis, en el departamento de estudios de cine y medios digitales, así que enseño y tengo una activa vida académica. En lo personal, el contacto con los estudiantes es fundamental.

Fiamma Montezemolo_HCA Prject Space West_#025_©Henrik Kam 2018_1
Eso me interesa, ¿Cómo es qué la academia influye en tu trabajo y tu trabajo influye en lo que le enseñas a tus alumnos?
Yo espero estar empujando a la academia para que cruce más fronteras disciplinarias en cuanto a temas y métodos; y también creo que la academia me enriquece por la cercanía con los estudiantes como te acabo de mencionar. Hay muchos estudiantes que vienen de afuera y hay un desafío para introducirlos a mis temas, a mis ideas y a mis disciplinas, a través de su propia sabiduría, porque ellos tienen su sabiduría también, de la cual, por supuesto, yo aprendo y mucho.
Eso siempre ha sido muy importante para mí. Porque ellos me enriquecen y yo los enriquezco a ellos, espero, es como un ir y venir.
¿Hay algo más que te gustaría compartirnos Fiamma?
Pues que lo que me encantó de esta exposición en Ciudad de México es que conocí más Ciudad de México porque la ciudad siempre la cruzaba, pero para ir a Chiapas, a Tijuana, para ir a Oaxaca, para ir a otros lugares, pero nunca me había concentrado mucho en la ciudad misma y me fascinó encontrarme con ese urbanismo citadino, me pareció muy enriquecedor.
Y espero continuar trabajando en México y quizás circular la exposición a lo largo del país, pero veremos si es posible. Pero estoy segura de que voy a continuar trabajando en este país.
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