Ilustración con carga social: una entrevista a Eva Bracamontes
Diseño | Entrevista por Marcos Palomeque y Zulay Crestani · 11.06.2019
Hace algunos años Eva Bracamontes concluía su formación universitaria como diseñadora, descubriendo que el lugar en el que su obra mejor latía, eran las calles. Cuando nos reunimos para platicar con ella, Eva recuerda sus primeras aproximaciones al arte urbano, y narra cómo el interés por esta disciplina nunca la abandonó. Al grado de que hoy, esa fascinación por el espacio público la ha hecho dialogar y atestiguar realidades sociales y culturales de manera muy cercana.
1. ¿Cómo definirías lo que haces: es street art, pintura mural, grafiti, arte urbano?
Creo que definiría mi trabajo como ilustración de gran formato. Sin embargo no me gusta encasillarme en disciplinas: de pronto me gusta trabajar con otros medios y materiales. Disfruto mucho, por ejemplo, la cerámica, la tridimensionalidad.
Todo el tiempo estoy haciendo cosas más allá de lo que subo a mis redes sociales. Sí, casi siempre estoy pintando muros, pero busco ser dinámica y saltar entre disciplinas. El grafiti, el Street Art, son otros de los ámbitos en los que cae mi trabajo, y en los que tal vez esté una parte de su definición.

Ilustración en gran formato. Canada ©Eva Bracamontes. Cortesía del archivo de Eva Bracamontes.
2. ¿Qué temas has tratado en tu trabajo a lo largo del tiempo?
A lo largo de mi vida me han definido muchas cosas. Bueno, en primer lugar mis papás son arqueólogos, entonces hay mucha influencia de ellos en mi trabajo. Me acercaron a lo artístico, lo cultural y lo histórico desde que yo era muy niña. Recuerdo que viajábamos de ciudad en ciudad, visitando comunidades y pueblos, y platicando con la gente sobre su forma de entender las cosas. Conforme pasó el tiempo, todo eso le fue dando forma a mi lenguaje gráfico.
Otro tema que me interesa mucho es la niñez. Me parece que los niños son un grupo muy vulnerable al que hay que darle voz: cuando uno es pequeño, constantemente se le niegan cosas tan simples como expresarse, jugar, o hablar. Siempre existe un intento de reprimirles. Por eso mismo me interesa hacerles eco en mi trabajo.
Y por último, en mi trabajo siempre estoy hablando de la mujer. Porque desde muy pequeña me he dado cuenta de todos los tipos de discriminación que la afectan, y siempre he tenido la necesidad de dignificarla y visibilizar su presencia.
3. ¿Qué tipo de proyectos te ocupan e interesan en este momento?
Al inicio de mi carrera comencé a pintar cosas que me gustaban. Pero con el paso del tiempo me involucré con proyectos sociales que trataban temas como migración, desplazamientos forzados, feminicidios, entre otros.
Actualmente me enfoco en ese tipo de proyectos; pienso que comunicar lo que sucede en temas de esta naturaleza es básico en las artes y el diseño.
Creo que es claro que el estilo de mi gráfica no es violento ni combativo. Es más bien “dulce”, y es así porque considero que ya estamos rodeados de suficientes imágenes que muestran dolor. Esos síntomas ya están ahí, no quiero reiterarlos. Me gusta mostrarle a las personas que también puede haber un lado positivo.

Coração Da África. Portugal. ©Eva Bracamontes. Cortesía del archivo de Eva Bracamontes.
4. ¿Hay algún proyecto social que te gustaría destacar o describir?
Todos esos proyectos tienen siempre algo de especial, pero recuerdo uno en concreto con el que me involucré mucho.
Trabajé con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), así como con otras ONG’s como Casa Tochan o la Casa de refugio de las Monarcas. En general, organizaciones que buscaban ser un apoyo para la población migrante, brindando ayuda alimenticia, asistencia médica, orientación jurídica y acompañamiento.
En ese proyecto interactué durante un mes con personas refugiadas. Pude escucharlos y entender lo que estaban viviendo, fui consciente de que estando en mi país, muchas veces se les ignoraba y pasaba por alto.
Cuando una persona se desplaza porque se ve forzada a hacerlo, experimenta mucho dolor y tristeza. La migración y los desplazamientos no son viajes que se hacen por placer. Y este proyecto me resultó muy interesante porque me permitió conocer ese fenómeno más de cerca. Hice varias entrevistas, sostuve conversaciones con los refugiados (hombres, mujeres, personas de la tercera edad y niños) y con todo ese material realicé un mural. Se puede ver en Avenida Cuauhtémoc y calle Esperanza (muy cerca de Parque Delta). Durante su proceso de creación se involucraron alrededor de 50 personas, eso sin contar a los migrantes que pasaban frente a la obra en proceso, y se sumaban a ella.
En el mural se representa la historia de una niña hondureña que me marcó mucho; a los doce años salió de su país, sola, y llegó hasta México. En el camino sufrió violaciones, maltrato, acoso, entre muchas otras agresiones. Esta niña es el elemento principal de la imagen; tiene un par de alas enormes y coloridas que hacen referencia al ave nacional de Honduras (la guacamaya Ara macao), y estas alas sostienen a la familia que dejó atrás. Noté que viajar con la familia era un sentimiento general en varios de los refugiados: hay muchas historias de mujeres que quisieron viajar con sus hijos, pero que por distintas razones se quedaron en sus países de origen, o perdieron a sus hijos en el camino. Por eso, al pie de esta gran ilustración, los refugiados se pintaron montados sobre aves persiguiendo el sueño de la misma niña.

Proyecto Refugiados. ©Eva Bracamontes. Cortesía del archivo de Eva Bracamontes.
5. ¿Cuál suele ser tu proceso metodológico para un proyecto en gran formato?
Pues el proceso puede variar mucho de acuerdo al proyecto en el que esté involucrada. Porque he trabajado en proyectos muy comerciales en los que solo hago una ilustración, presento el boceto autorizado y hago ajustes de acuerdo a lo que el cliente me pida. Finalmente empiezo a pintar. En este tipo de proyectos no tengo una interacción ni con el público, ni con la gente. Llego, pinto y eso es todo.
En contraste, en los proyectos con una naturaleza social existe otro tipo de interacción.
Como ilustradora primero asisto a talleres, ahí hay psicólogos y capacitadores especializados en temas del que tratará el proyecto. Posteriormente escucho y converso con las personas que toman los talleres, los entrevisto y género dinámicas en las que se ponen a dibujar. Este último paso (dibujar) me parece muy importante porque, como ilustradora, puedo conocer lo que piensan y sienten a través de sus imágenes.
En un proyecto, por ejemplo, conocí a una persona que pintó todo con color rojo, y al preguntarle la razón, me explicó que se sentía muy enojado porque perdió a su familia en el camino.
Finalmente presento una propuesta que unifique y dé coherencia al sentir de las personas involucradas. Explico el proceso técnico para la realización, y llevo el trazo del papel al muro, en donde también se integran las personas que tomaron los talleres.
6. ¿Cuál suele ser tu proceso creativo para una ilustración de gran formato?
Me parece que el proceso creativo es muy complejo…me encantaría un día poder despertar y ser plenamente creativa. La verdad es que a veces necesito situaciones o inspiración que otras personas me comparten o cuentan.
En general, para cualquier proyecto (social o comercial), me gusta tener una temática. Pero para mi trabajo personal, me funciona mucho trabajar en momentos de soledad en los que mis emociones son muy neutras. No hay demasiada felicidad, ni mucha tristeza, ninguna emoción se desborda. Y así la ilustración puede fluir muy bien.
7. ¿Qué desafíos particulares enfrenta una ilustradora en gran formato, que no enfrenta su par masculino?
Me gustaría puntualizar que he tenido mucho apoyo por parte del género masculino. Muchas veces es gracias a ellos que he podido destacar en distintas áreas: gestión de proyectos, técnica, incursión en otras disciplinas, etc. Y eso siempre lo voy a agradecer.
También soy consciente de que hay hombres a los que no les gusta que una chica esté pintando muros. Pero más allá del gremio, algo que es muy frecuente cuando estoy pintando en la calle y que me molesta mucho, es la duda que se genera al ver que soy capaz de hacer algo en gran formato.
Muchas veces la gente me ve pintando y pregunta: “¿Quién está haciendo esto?”, “¿de verdad lo hiciste tú?” o “seguro lo está haciendo tu novio”.
Cuando pasa eso no sé si la gente lo hace para mostrar que les sorprende y les gusta mi trabajo, o porque vivimos en una sociedad machista que duda de las capacidades de una mujer que trabaja pintando en las calles. Y desafortunadamente eso siempre me pasa. Sin importar si estoy en un país en vías de desarrollo o en un país de primer mundo, la gente duda de las capacidades de una mujer con una lata.
8. ¿En qué otros proyectos estás trabajando?
Del 09 al 13 de septiembre del 2019 organicé CIMU, un festival internacional de artistas e investigadoras del arte urbano en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM
El festival surgió de mi experiencia personal como diseñadora, ilustradora y artista urbana. A través de este evento se busca visibilizar la participación de la mujer en el arte urbano, generando espacios donde se comparten experiencias y diversas formas de producción e investigación. Todo lo anterior lo han desarrollado un gran número de mujeres, que han encontrado en la calle un espacio de trabajo, de inquietud y deseo de transformación del espacio público.

Cartel Festival CIMU. ©Eva Bracamontes. Cortesía del archivo de Eva Bracamontes
9. ¿A qué ilustradoras/ ilustradores admiras?
Admiro mucho a Swoon, a Vinie, a Mad C y a Missvan.
10. ¿Has encontrado otras disciplinas, ajenas a la imagen que te gustaría explorar?
Me encanta la música…admito que me fascina cantar.
Antes no me gustaba cocinar pero cuando empecé a viajar y me vi en la necesidad de hacerlo, le encontré gusto. Estar experimentando con ingredientes en la cocina, como si fueran botes de pintura, me gusta mucho.
Ya lo había dicho, pero la cerámica me relaja mucho. Y otra cosa que amo es viajar. Si ser aventurero puede considerarse como disciplina, creo que esa ganaría. Me gusta todo lo que tenga que ver con viajar: tener contacto con la naturaleza, conocer personas, nadar.
Conclusión:
Me gustaría que las personas puedan detenerse un tiempo a ver este tipo de ilustraciones monumentales que se realizan en la calle, porque finalmente son para ellos. Que los aprovechen, que conozcan y dialoguen con el ilustrador. Hay gente que está pintando y es interesante conocer sus motivos para hacerlo.
Cuando vean a una persona que está pintando pueden ofrecerle agua, comida o una platica, que también puede resultar muy enriquecedora. Hay mucho trabajo de este tipo en nuestro país, en nuestras calles, y nosotros como paseantes o caminantes de esta gran ciudad podemos aprender a convivir compartir con este arte en todas su expresiones, reconociendo el trabajo de los artistas que con mucho empeño, amor y corazón, muchas veces hasta donan su trabajo para lograr que ciertas áreas grises de nuestro país se vuelvan coloridas.
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