Sobre Cuerpo Híbrido-Cuerpo Reciclado
Artes Visuales | Reseña por Elsa Muñoz · 26.05.2022
El presente texto forma parte de la colaboración entre el V Coloquio de Diseño Sustentable y Farolito. Dicha colaboración pretende difundir el conocimiento que se generó a lo largo de los cuatro días de ponencias en el evento, para así contribuir a la filosofía de acceso abierto, inmediato, sin requerimientos de registro, suscripción o pago a material digital educativo, académico, científico o de cualquier otro tipo.
Esta reseña pretende servir como guía para que las/los visitantes a la muestra “Mujeres & Naturaleza. Hilando una sola tierra” en Moloch Galeria-Taller puedan tener un contexto más claro sobre la pieza de Elsa Muñoz. El texto permanecerá disponible por lo menos hasta el 06 de julio de 2022, día en el que finaliza la exposición en Moloch.
El principio
El cuerpo biológico es conceptualizado a partir de la función. Estar en un espacio físico, desplazar el éter persistente de lo concreto, y por concreto, inaccesible. No acceso al objeto en sí; agregación de partículas elementales, átomos y moléculas arremolinados en estructuras de una cristalinidad misteriosa. Imposibilidad innata que se sospecha, pero que no se resuelve. El cuerpo es el sostén de todas las relaciones con el mundo, el contacto último donde son percibidas las oscilaciones cuánticas de algo que aparenta ser una existencia. De lo nano a lo micro y luego a lo macro, multiescala de jerarquías que se precipitan en una silueta apenas avizorada. Al final, el cuerpo concreto es un no-cuerpo que nos engulle en su insaciable ansia de energía y espacio. Voraz hoyo-negro hacia lo desconocido.
La invención del cuerpo
Ante la imposibilidad de transitar de la sensación a lo concreto, el cuerpo se consume en la carne y los tejidos blandos, en la consecución tempestuosa de funciones entrada-salida, retroalimentaciones de señales y acciones reguladoras de fluidos y substratos. Vemos para no mirar la masa que al mismo tiempo nos envuelve y nos contiene. Huir, sin un punto de referencia fijo, sería el suicidio del ser, de lo de aquí y ahora. Atrapados en un capullo de metálicos brillantes, intentamos evacuar una sospechada coraza que será reciclada. La presencia es entonces pura sensación, y esta es tan solo angustia. Vuelo sin instrumentos de navegación, sin torre de control o faro luminiscente que dirija el viaje en no sabemos qué bruma o tormenta o tal vez solo oscilaciones fundamentales. Ante tal avistamiento de la catástrofe, nos urgimos un ancla, un invento de algo que no es en sí, sino para sí. Una estructura verticalizada como urgencia para amarrar los desvíos centrífugos de la fuerza fundamental de átomos o algo así. Receta apresurada de lo que imaginamos como presencia: carnes presentidas ceñidas a una armazón enclenque, corrientes eléctricas mínimas para activar la función, movimientos hacia un adentro que mezclamos con un afuera, una proyección a lo cercano para sospechar el infinito, y finalmente un flogisto que anime la interconexión de las partes en un centro difuso. Inasible devenir de un alma que nos sonríe socarronamente.

F1. Cuerpo #2, 2022. Serie Cuerpo Híbrido-Cuerpo Reciclado.
La sonrisa permanente
Equipados con un objeto único de creación propia, el mundo es un paraje para ir y multiplicarse, para recrear continuamente la invención de un cuerpo que debe ser reiterada para poder ser presente. El cuerpo es lo que está aquí, lo que nos encaja a lo que sospechamos es lo concreto de la materia. Comer, beber, dormir, degustar, engullir, acumular… son los mecanismos de un proceso entrópico que, sin mediar sospecha o inquina, llevará inexorablemente a la disrupción de la unidad existente-viviente. Células alocadas buscando regresar a la pura existencia atómica elemental, radicales libres dispersándose como plagas apocalípticas por órganos y flujos de extenuantes jornadas. Influjos de energía pura y reflujos de calor desgastado se entrecruzan en la frontera de la maquinaria orgánica. La economía se encomienda a la exergía para atrapar el ascenso sostenido a pastizales eternos. La sonrisa se afianza en proliferaciones de gustos y aspiraciones.
La resurrección
El milagro del movimiento perenne se escenifica en la terquedad de permanecer en la trayectoria cinética del cuerpo. El deseo de estar a la vista de otros entornos es contrapeso de fuerzas disociativas, amalgama de objetos cargados en la misma dirección eléctrica. El deseo de permanecer se opone a la certidumbre, tal vez única, de deshacer el cuerpo y abandonarlo a las acciones elementales. Cada instante se presenta como una eternidad en reversa. Al horror de la desaparición se contrapone la perpetuidad de la resurrección recursiva. Cada amanecer se explica a partir de otros amaneceres lejanos; el movimiento es la consecuencia de un feedback de energías atraídas de entornos intangibles. Renovar el mecanismo y la función como un pretexto perfecto de la presencia. Resurrección cotidiana del cuerpo como espejo áureo que regresa la imagen de un objeto-mecanismo de sobrevivencia. Evitar el contacto con los residuos de la reconstrucción de la forma. Refrescarse en los veneros resplandecientes del consumo.

F2. Detalle: Cuerpo #1, 2022. Serie Cuerpo Híbrido-Cuerpo Reciclado.
Un lugar común
La materia no es constante, la energía se crea. O al menos es la ilusión. Materia y energía infinitas, acertijos algebraicos en forma de instrumentos de medición, algoritmos de óptima organización de la función, números bailoteando en la pantalla de las sonrisas. El cuerpo es la re-presentación de un algo que suponemos concreto; la presentación ha quedado relegada a la inacción. La carne alterada por otras formas corpóreas: carnes diseñadas, alambres conductores, materiales con memoria, metales inteligibles, moléculas exóticas, genética revulsiva. El gesto de dolor y el llanto presentido se relegan a cifras trasnochadas en balances contables creativos. El regocijo de un cuerpo en resurrección permanente es la recompensa añorada.

F3. Detalle: Cuerpo #1, 2022. Serie Cuerpo Híbrido-Cuerpo Reciclado.
La obra de Elsa Muñoz
El trabajo de Elsa Muñoz es una anti-escultura. Pone en duda la existencia de un objeto-cuerpo como sistema de sobrevivencia cierta. Hibridación de residuos orgánicos y materiales inventados, el cuerpo se torna irreconocible a la luz de los deseos contemporáneos. Una vez desvestido de maquillajes y anexiones repetitivas, el cuerpo se reduce a formas irreconocibles por los ojos de la aspiración a estar-aquí-presencia. Geometrías básicas que aspiran a ocupar espacios en constante expansión; fractalidad de líneas y planos que se asemejan más a un vertedero que a un objeto platónico. La cabeza surge de estos pseudo-cuerpos escondiendo una sonrisa apenas sugerida, sabiendo secretamente la insuficiencia de la forma. No es el final del cuerpo, como ha sugerido Le Breton (2007), es ante todo la reinvención y la re-versión del objeto en forma de cuerpo.
Los objetos de Elsa Muñoz son cuerpos, finalmente cuerpos, incompletos asideros de deseo de sobrepasar la pura presencia atómica. La escultora nos hace partícipes, espectadores y actores, de la puesta en escena del engaño. Formalmente, la obra escultórica de Elsa Muñoz sigue un hilo conductor clásico, pero Baudrillard (1994) elucubró que las exigencias de la re-presentación del objeto-cuerpo requiere clasicismos abigarrados. El cuerpo como pretexto, como medio y como fin de la acción estética. Reconocimiento de que todo preciosismo es la consecución del engaño. La epifanía de Rodin al conceptualizar a Balzac. El cuerpo retorciéndose en el umbral de la puerta del infierno.

F4. Cuerpo #1, 2022. Serie Cuerpo Híbrido-Cuerpo Reciclado.
Bibliografía
Baudrillard, J. (1994). La simulación en el arte. La ilusión y la Desilusión Estéticas, 18-39.
Le Breton, D. (2007). Adiós al Cuerpo. La Cifra Editorial. CDMX, México.
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