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Las nobles batallas. Manuel Sanchez. Farolito.
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Lo políticamente incorrecto o Políticas Ocultas de la Identidad en el arte de Manuel Sánchez

Artes Visuales | Texto especializado por Gloria Martha Hernández García · 09.04.2024

Un viaje retrospectivo en la producción pictórica de Manuel Sánchez invita a avizorar un mundo cargado de múltiples y complejas lecturas, cargadas de subversión, por medio de símbolos que representan alegorías de realidades ocultas; a la par, sus paletas cromáticas intensas, vibrantes, su figuración surrealista y de gestualidad expresiva hacen del encuentro con su obra, una oportunidad de reflexión crítica con respecto a diversos temas: identidad de género y la condición humana, acompañado de un banquete estético para nuestro paladar visual.

El pintor fue elegido como uno de los artistas del mes por parte de un prestigioso jurado convocado por Farolito, bajo la iniciativa de Marcos Palomeque. En su producción hay una intertextualidad plástica aprendida en los años de asistente con Agustín Castro y Rocío Caballero; ambos dejaron su impronta, lo inspiraron, lo formaron en buena parte de su proceso creativo para posteriormente buscar su propia voz. Del primero entendió la importancia del dibujo y la composición, de la segunda, la inmensa posibilidad del carácter alegórico para comunicar. De ambos, el poder de la pintura para denunciar el abuso de quien detenta el poder: llámese religión, conquista, moral, raza, en su afán de imponer una narrativa unívoca, heteropatriarcal, machista, misógina, racista y clasista.

Manuel comprendió las posibilidades discursivas de un neoexpresionismo fantástico para hablar de temas tan complejos como la identidad de género y sus políticas ocultas. Si bien a raíz del postmodernismo se abrió la posibilidad de que las minorías étnicas, de identidad de género distintas a las aceptadas por la “normalidad” y feministas principalmente, se incluyeran dentro de nuestra narrativa social, cultural e histórica, haciendo caer el paradigma de ese discurso, lo cierto es que, hasta el momento, dichos grupos siguen librando batallas de distinto calibre para ser respetados en su derecho a ser quiénes son.

El artista utiliza un lenguaje alegórico que le permite ser, crítico, calmar el dolor de saber quién es y tener temor a expresarlo, no en vano varias de las obras expuestas hoy, forman parte de su serie “Un mal milagro”, título que de manera inmediata nos habla de un contrasentido, ¿Hay milagros que produzcan un mal?, en su obra “Ostras” (2022), por ejemplo, vemos unas manos con perlas que han sido sacadas de moluscos, para lo cual hay que herir al animal, irónico el que la perla simbolice la virginidad cuando se tiene que violar las entrañas para obtener ese fruto tan preciado. De la violencia surge la belleza y el deseo por poseerla en un círculo vicioso ad eternum.

En esta misma obra, las texturas, junto con la gama cromática y la hoja de oro refuerzan lo matérico, la carnalidad de la ostra, porque en la obra del pintor el color y los recursos técnicos se articulan congruentemente. “Utilizo el arte según lo que le convenga al tema”, palabras más, palabras menos dichas por el pintor; paletas cálidas, contrastes intensos que nos remiten a los paisajes de Yuri Dmitrievich y a Artur Grucela, referentes importantes en su arte. Lecciones aprendidas al paso del tiempo.

El pintor prosiguió su camino en solitario y nos muestra su profundo interés en el arte universal: los bodegones, antaño considerados un género menor y posteriormente convertido en uno de los temas centrales del impresionismo, se transforman en “Habitantes del florero” (2022), un acertijo en el que se contrapuntean lo bello con lo que podría generarnos temor, o dicho de otro modo, al ver un bouquet de formas y colores atractivos, se nos olvida que también coexisten seres que despiertan nuestro rechazo.

Las Nobles Batallas (2023) remite a la tradición histórica del Neoclásico, su tamaño incluso sigue un formato monumental emulando a grandes pintores como David, Grosz, Delacroix para conmemorar gestas históricas, sin embargo, aquí las armas a lo sumo son de juguete, contrastan las armaduras y el dinamismo de la escena con la futilidad de las armas ¿qué clase de lucha estamos presenciando?, no deja de remitirme a las peleas cotidianas que se suscitan por doquier por motivos insignificantes, irracionales, y las armas no siempre son las mejores, ¿en qué radica la nobleza? ¿En la ingenuidad de portar un arma de juguete? ¿Es un símbolo acaso de inocencia? ¿de lo absurdo?

Entramos a un tema central dentro de su producción: La homosexualidad y su necesidad de recurrir a los parajes solitarios, a lo clandestino; aun viviendo en un país en el que las expresiones físicas amorosas no tienen la misma censura que en otras partes del mundo, la preferencia homosexual sigue siendo poco tolerada y perseguida a muerte, literalmente; pese a todo, el mundo gay encuentra sus formas de encuentro, desde calles solitarias, debajo de puentes peatonales, el último vagón del metro por la noche y los antros gay, verdaderos templos del placer, en este sentido, sobresale en la obra del autor la práctica del Cruising (2024), encuentros casuales con desconocidos atraídos por la adrenalina del deseo y el anonimato.

Hay artistas que eligen el performance y se trasvisten para imponer su presencia, obligando a quienes los ven si no a aceptar, a tolerar a su identidad de género, no es el caso de nuestro pintor, lo políticamente incorrecto es el arma principal para luchar contra una sociedad castrante. La alegoría es su recurso para emprender una batalla que requiere mucha imaginación y se reviste de formas y colores bellos, nos ofrece un laberinto de símbolos que detonan nuestra reflexión de lo que implica vivir en lo rechazado, lo denostado y lo continuamente liquidado.

La obra, Alicia en el País de las Maravillas, llama mi atención en particular, la transformación de un personaje asociado de manera tradicional con la infancia y la candidez, convertida por Manuel en una Drag Queen cargada de erotismo y hasta maldad, nos interpela con su transformación acerca de todo lo que creíamos era fijo; su escenario cambió, el País de las Maravillas es un antro donde el alcohol fluye vertiginosamente como el tiempo, el cuadro nos da una sensación de inestabilidad y todo gira en una espiral. Las cartas ya no son un símbolo de azar como de auténtico emblema del tahúr, y así sucesivamente más capas siempre dispuestas a ser penetradas en sus significados más internos.

Una vez más el pintor subvierte la interpretación tradicional, se sabe que la contracultura Drag consiste en hombres vestidos de mujeres glamorosas, exuberantes, pero Alicia es niña que conserva un atuendo infantil, pero connota perversión, ¿Cómo llegó a trasvestirse en Drag Queen? Sin duda, trasgrede lo que originalmente se le asignó, ¿recurre al Drag para revelar una identidad escondida? Ya no hay complacencia, incluso su anatomía se ve alterada por la presencia de tres brazos y lengua viperina, si el País de las Maravillas nos permite develar realidades ocultas, la protagonista es la principal revelación.

El conejo aparece tirado, ¿sucumbió ante la transformación mágica de la personalidad de Alicia?, ¿También tiene prisa por recorrer esta nueva dimensión? Paleta multicolor de colores intensos, cabellera rosa y tez verde, recuerda a los rostros verdes del alemánexpresionista Munch, que están verdes de envidia, vestimenta de cosplay, ¿habla mal, maldice? ¿De quién? ¿De nosotros, de la sociedad con sus dobles códigos morales?

¿Cómo volvemos de este viaje pictórico? ¿Hay posibilidad de redención para validar lo que realmente somos o quisiéramos ser, pero no nos atrevemos? Si hoy vivimos en la época de la metamodernidad, como afirma Elena Oliveras (2023):

“Ni moderna ni posmoderna, nuestra época se define por un in-between entre ambas…entre el rechazo a la Verdad (con mayúscula) propio de la posmodernidad y el retorno de la utopía moderna bajo la forma de microutopías. Se trata de una búsqueda moderada de un mundo mejor, diferente del optimismo de la gran utopía moderna (La metáfora en el arte de la metamodernidad, Art Nexus No. 121, diciembre 2023, p. 72)

La obra de Manuel Sánchez nos lleva por ese camino, mostrando lo que hay bajo lo aparente e invitándonos a cuestionarnos para apostar por un mundo equitativo, lejos de falsas hipocresías; mientras no llegue ese entendimiento, siempre estará la búsqueda de la imagen pictórica, en la alegoría, para no traicionarse en su identidad y autenticidad.

Gloria Hernández
Ciudad de México, febrero de 2024.

Licencia de Creative Commons Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional

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