Entrevista a Omar Rosales, director de la Galería Hashi
Artes Visuales | Entrevista por Gloria Hernández · 06.04.2020
Me encuentro en la exposición de Omar Rosales, artista plástico y director de la Galería Hashi, dedicada al arte japonés y mexicano contemporáneo y donde se exhibió su trabajo más reciente durante el mes de febrero.
Omar…cuéntame, tú estudiaste en Japón, ¿Cuál fue tu trayectoria académica en este país?
Yo, antes de estudiar en Japón, primero estudié en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), hoy Facultad de Artes y Diseño (FAD), después estudié la maestría en la Academia de San Carlos (también perteneciente a la facultad) y durante ese proceso de estudiar la licenciatura y la maestría, me interesé muchísimo en el arte japonés, pero en esa época casi no había internet, estaba apenas naciendo, no había mucha información y llegaban pocos libros traducidos al español y siempre quise estudiar en Japón porque mi interés se centró en la escultura budista, en la filosofía budista, y más adelante en el budismo Zen.
Solicité una beca al gobierno de Japón y después de un proceso de varios no y varias postulaciones, finalmente, tuve la fortuna de obtenerla para estudiar una maestría y luego un doctorado en arte japonés con especialización en escultura; así estuve estudiando en la universidad de la ciudad de Hiroshima por siete años, primero la maestría y posteriormente el doctorado, siempre con la beca del gobierno de Japón.
Fue una experiencia increíble que cambió mi vida por siempre y la sigue cambiando porque no solamente fue en el aspecto académico, técnico de la producción escultórica, sino también conocer otra cultura en el día a día, tanto la cultura japonesa como en general la cultura asiática, o sea, la cultura coreana y la cultura china. En realidad aprendía todos los días, durante siete años, algo nuevo con respecto a las cuestiones teóricas, artísticas, o en la vida cotidiana, todas me sirvieron para mi desarrollo personal.

Vista de la exposición “Miradas del Japón en Sinaloa” junto con Omar Rosales, curador. Los mochis Sinaloa, 2018. Foto cortesía de Hashi Gallery.
¿Hace cuántos años regresaste de Japón?
Hace dos años y medio que regresé aquí a la ciudad de México y durante la mitad de mis estudios, yo pensé que me iba a quedar a vivir allá de manera permanente.
Viví los siete años en Hiroshima, es una ciudad pequeñita, como Cuernavaca, famosa por la bomba atómica, pero como una ciudad pequeña, artísticamente y culturalmente tenía más limitantes; en Japón las ciudades importantes para el arte contemporáneo son Kioto y Tokio, así que quería irme a vivir a Tokio, pero durante ese proceso, a un ex alumno mío, que ahora es mi socio bajo este proyecto de la Galería Hashi, le comenté la idea que tenía, y me dijo: “¡está maravilloso!, vente y lo hacemos”.
La vida en Tokio iba a ser tal vez igual, muy fructífera en la cuestión del aprendizaje artístico y cultural, pero Tokio es una ciudad cara; la vida cotidiana también, los espacios para exponer son difíciles, pasa lo mismo con los espacios de producción, en consecuencia, encontrar un lugar para producir escultura y vivir iba a ser muy complejo, por eso decidí volver, para realizar el proyecto de la Galería Hashi.

Vista de la exposición “Cifra” de Omar Rosales, 2020. Foto cortesía de Hashi Gallery.
Entonces… regresaste a México con el proyecto de la galería donde se muestre arte japonés y arte mexicano contemporáneo y vienes a llenar un vacío dentro de lo que es el mercado del arte, dentro del sistema de las galerías, ¿Cuál es el papel que juega la presencia del arte japonés contemporáneo en México?
Cuando me encontraba allá, estudiando, hice una exposición de artistas mexicanos en Hiroshima y después viceversa, una de las exposciones se presentó en Hiroshima y la otra se expuso en un espacio que tenía la embajada de Japón en la Ciudad de México, en Polanco, se llamaba Espacio Japón, y las dos obtuvieron muy buenos resultados, ahí es donde me di cuenta de la gran posibilidad que tenía el arte japonés, así como de la gran demanda que existe en ambos lados, porque allá no es muy conocido el arte mexicano, las referencias son pocas: Diego Rivera, Frida Khalo, yo creo que hasta ahí, ya alguien que conozca un poquito más y le interese, y que haya venido a México, pues tendrá un panorama más amplio del muralismo. Del arte… principalmente, no les queda muy claro qué es el arte mexicano en general.
En Japón y aquí, en los últimos diez años, ha habido un interés que va creciendo por la cultura japonesa a través del manga y del anime pero que también, yo creo son los inicios… porque estas expresiones son reflejos de su cultura; también hay que entender su cultura, su comida y yo considero es el comienzo de algo que va a crecer. Y sí, como tú lo dijiste, antes de Hashi no hay un proyecto parecido en Latinoamérica, ni en Estados Unidos, especializado en arte japonés y mexicano contemporáneo y sin duda, al mismo tiempo, tiene sus inconvenientes porque al no haber una estructura anterior tengo que hacer también la misma.

Saya Irie, “Kannon Dust (Kukurihime)”, residuos de goma para borrar. 18 x 12 x 6 cm. Foto cortesía de Hashi Gallery
¿A qué clase de estructura te refieres?
Con estructura me refiero a dar cursos para que la gente se sensibilice, para poder entender el arte japonés, el arte asiático, y bueno…si lo atravesamos también en el panorama de la cultura en México que cada vez nos va peor, es más difícil hacer proyectos. Pasan los sexenios y parecería que van para atrás… los recortes, y por ejemplo, en este sexenio no hay un plan cultural definido, lo único que está definido son los recortes, porque no les interesa, eso es complicado porque nos afecta a todos los que nos dedicamos a la cultura o a la gestión cultural ya que tampoco se están generando públicos.
Yo me dedico a la docencia también y veo la carencia en los programas públicos de educación a nivel primaria y secundaria donde no nos están generando públicos que vengan a ver estas exposiciones, o gente que compre arte, o no tanto en el coleccionismo sino más bien en todo, desde públicos que asistan a exhibiciones, compren material anexo a las mismas, entonces también es complicado, no estamos hablando de que la gente tenga o no tenga dinero sino que estamos hablando de que la gente no tiene esa sensibilización hacia el arte en general, ahora, si lo ponemos en el panorama del arte oriental pues es una cultura totalmente diferente, es doble trabajo.
Así es… y bajo este contexto tan complejo ¿Cómo funciona la Galería Hashi?
Cuando yo ya tenía decidido regresar, buscaba la organización para mandar mis piezas, mis libros, también revisé algunos proyectos en Tokio y teníamos la idea de seguir la infraestructura un poco de las galerías de esa ciudad, tener un espacio muy pequeño, muy, muy, reducido, de dos por tres metros.

Vista de la exposición “Cifra” de Omar Rosales, 2020. Foto cortesía de Hashi Gallery.
Si, que eso es algo que me llama mucho la atención, que una galería sea tan pequeña…
Si…tan pequeña, pero decidimos al final ya no hacerlo porque eso iba a tener repercusión en las exposiciones, en el aspecto de que la gente vea la obra, entonces decidimos trabajar bajo el panorama de una galería que pudiera ser móvil, que en base a los proyectos, a los artistas, se buscaran los espacios, ya sean casas de cultura, centros culturales, otras galerías, museos, etc., para colaborar y no tener la restricción del espacio; si un artista tiene una producción amplia pues que mejor que mostrarla, enseñar el trabajo.
Si es importante que la gente vea las obras en vivo, aprecie la calidad. Con un espacio pequeño íbamos a tener esa restricción, decidimos mejor, como dije, que fuera una galería móvil, podemos estar aquí, podemos estar en Los Mochis, que nos invitaron hace año y medio, en Cuernavaca, podemos estar en varios sitios, eso funciona bastante bien y a la par de las exposiciones damos cursos de arte japonés, sensibilización, todo lo que comentamos, dar una estructura, que no la hay, para sensibilizar a las personas, sensibilización por el estudio, por la adquisición de arte japonés, más allá de las expresiones culturales como podría ser el manga o el anime que en todo el mundo son fuertes, es un mercado muy fuerte.

Vista de la exposición “Semilla” de Emanuel Silva, 2018. Foto cortesía de Hashi Gallery
Si…en efecto, hay una tendencia muy difundida desde hace tiempo.
El nombre de la Galería ¿qué significa Hashi?
Significa puente en japonés y precisamente la seleccioné por la idea de este intercambio entre México y Japón y que en algún momento hagamos una sede allá.
Muy interesante, esperemos que se logré en un futuro no muy lejano, por otro lado, en este momento la Galería Hashi alberga una exposición precisamente tuya ¿Qué lleva por nombre?
Cifra
En esta se observa trabajos, en su mayoría, realizados con resina, que como te comentaba, en lo personal, me gusta mucho, veo piezas muy poéticas en donde este material parece jugar con el concepto del vacío ¿Cuál es el tema de tu exposición?
La exposición gira en torno a dos ideas, una, las cosas blandas, las plantas y flores, y la otra, la resina como su contraparte negativa que podría ser el plástico.
Lo industrial versus lo natural. La fragilidad, me interesa mucho, ese concepto, y también este proyecto es el resultado de todo lo que aprendí allá, o de cómo ha cambiado mi manera de pensar con respecto al arte, porque es un aspecto fundamental, lo sentía, pero no lo ubicaba, lo podía interpretar, es el aspecto de la estética traducido como belleza, fue algo que fui desarrollando… eso se quedó más en en mis estudios; más allá de la parte teórica y de los libros es aprender de la belleza, entenderla, ya la sentía, pero no…no la podía manejar o entender, volver a la estética de los materiales, a la técnica, que desgraciadamente es algo que para mí falta mucho en el arte mexicano actual.
El fuerte impacto económico y publicitario que han tenido ciertos artistas de los años noventa, por ciertas galerías, toda la educación acentuada a lo postconceptual o al arte no objetual y la parte de materiales, de estética se ha olvidado mucho, en las escuelas dan prioridad a las tendencias no objetuales y de carácter postconceptual, es una cuestión de estilo ¿no? Pero este arte puede o no gustar, pero ahí está, se seguirá haciendo.
No tiene nada que ver con este grupo de artistas en específico, a algunos yo los admiro a otros no, no es por ellos o por el tema en sí mismo, sino que en general, se ha descuidado la parte de la estética de la belleza, yo veo en algunos creadores o en algunos alumnos esta falta de conciencia de lo estético, de la ausencia de conciencia de los materiales, de la carencia técnica, entonces les cuesta mucho expresarlos, manejarlos porque no la hay, no se desarrolla, se ha ido dejando de lado por ir por otros estilos…hasta usar la misma palabra belleza a muchos les causa conflicto; hay una pugna ahí, yo no tengo ningún desenfado ni nada en usarla, y seguirla usando, es lo que yo aprendí hasta en el lenguaje que observamos ¿no?
Incluso los críticos, ¿Cuántos de ellos no usan la palabra belleza porque sienten que es algo anticuado?

Omar Rosales, “Jardín durmiente”, resina traslúcida, plantas naturales, mesa de luz,2016. Foto cortesía de Hashi Gallery.
Curiosamente, a últimas fechas dos diseñadores reconocidos, Sagmeister & Walsh, publicaron un libro dedicado a la belleza, y presentan una gráfica en la que se aprecia el desuso de la palabra en los libros desde 1800 al 2000, es impresionante.
Para hacer la selección de los artistas japoneses y mexicanos que exponen en la galería ¿cuáles son tus criterios de selección para exponer?… ¿La belleza?
Es una pregunta muy interesante, muy importante, porque obviamente conozco muchos artistas en México, en Japón, en Corea y en China, de tal suerte que seleccionarlos fue complicado, pero yo ya tenía, cuando empezó el proyecto y lo empecé a gestar, elegidos tres puntos.
El primero, que fueran artistas profesionales, que se dedicarán a esto y que se observara a partir de su curriculum que iban a continuar haciéndolo, no sé, no que mañana fueran DJ, después en un mes otra cosa, etc.
Bueno… hoy en día hay mucha versatilidad…
Me refiero a que su modus vivendi sea la promoción artística porque hay muchas personas que tienen mucha capacidad artística, muy buenas ventas, pero no producen, no tienen la capacidad de producir.

Saya Irie, “Venus Foundation”,Maquillaje, 7 x 8 x 8 cm, 2012. Foto cortesía de Hashi Gallery
Que haya una consistencia en su producción, ¿a eso te refieres?
Si y que tuvieran exposiciones individuales, eso es muy importante para mí, tanto como curador, como galerista, como artista, porque yo creo que en las exposiciones individuales es donde se ve realmente si lo están haciendo con seriedad, porque…pueden tener obra en todos los estilos, figurativo, o disciplinas: pintura, bronce, instalaciones, etc., pero…no producen, les cuesta mucho.
El segundo punto es que tuvieran calidad técnica, a mí me interesa, es una parte que yo aprendí también en Japón, que formalmente tengan dominio, que haya técnica formal, la que sea pero que la hayan desarrollado, si usan bronce que lo sepan usar bien, pero que se concentraran mucho en la parte técnica, obras de calidad.
El tercero, que tuvieran un concepto, que tuvieran algo qué decir porque si no, se verían como copias de catálogo… conozco muchas personas porque fui asistente de algunas… que son conocidos, tomaban tal cual catálogos de otros artistas y de ahí sacaban sus piezas, así…no voy a decir los nombres para no meterme en problemas y balconear a nadie, pero…lo hacen.

Yamanaka Hiroaki, “El vacío Amitabha”,Metal forjado, 60 × 45 × 45 cm,2015. Foto cortesía de Hashi Gallery
Es increíble. “Esto vende, lo copio”, ja, ja, ja
Si, si, entonces que tengan una idea, para mí es muy importante en el arte, lo que sea, a su manera, con su particularidad, pero que tengan algo que expresar, si no, como te digo, se vuelve una copia burda de lo que está haciendo otra persona en otra parte del mundo.
Los temas en el arte no han cambiado, los temas son los mismos: la muerte, la sexualidad, etc., la sociedad como nos tocó ahorita, digo… en la Revolución francesa hablaban de la revolución francesa por ejemplo, ahora hablamos de nuestros problemas, pero yo creo que es precisamente cuando la gente tiene una manera peculiar de decir las cosas, cuando se da la valía en el arte ¿no?
Los temas son los mismos…cambian nada más los medios, pero la manera es precisamente lo interesante. Tratar de ser lo más objetivos y coherentes, obras de calidad, artistas de calidad, porque es precisamente lo importante. Lo bueno en el arte que creas es que estés bien consciente de lo que haces porque eso es lo que va a dejar la huella.

Rodrigo Zavala, “Sin título”, Agua fuerte, 21.5 x 28 cm, 2012. Foto cortesía de Hashi Gallery
Y en esa búsqueda de ese arte de calidad, ¿Cuántas exposiciones lleva la galería?
Llevamos en dos años siete exposiciones, que es bastante, inauguramos también aquí, en la colonia Roma, después en el centro con los amigos de Clínica Regina…proyectos culturales, después nos fuimos a Cuernavaca, posteriormente hicimos una exposición de la migración japonesa en los Mochis, me invitaron a que hiciera la curaduría de las fotos, muy interesante, luego estuvimos en Polanco, y en este momento estamos en la colonia Roma y la siguiente expo que estamos organizando es de ilustración japonesa con un artista de Osaka, y un grupo de artistas de México, entonces.., pues sí, yo creo que hemos hecho bastante para dos años, fue en la primera semana de febrero de 2018 que inauguramos, la gente ya nos ubica, solo es cuestión de seguir.
Bueno Omar, muchas gracias y muchas felicidades, un reencuentro feliz con un ex alumno…ja, ja, ja
¡Siii!, veinte años después…no…veintidós años después… Ja, ja, ja
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